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El Sr. Monk conoce al padrino
Información
Número de episodio: 3.05 (34)
Título original: Mr. Monk Meets the Godfather
Guionista: Lee Goldberg
William Rabkin
Director: Michael Zinberg
Duración: 43 min. (aprox.)
Fecha original de emisión: 23/07/2004
Episodio anterior: El Sr. Monk es despedido
Episodio siguiente: El Sr. Monk y la pastorcilla mentirosa

El Sr. Monk conoce al padrino es el quinto episodio de la tercera temporada de Monk.

Argumento[]

En una barbería, el dueño y un cliente charlan amigablemente acerca del béisbol. Detrás de ellos, un gánster se dirige a la trastienda llevando un maletín con dinero. Vacía la maleta, llena de billetes, y otros dos tipos comienzan a contarlo.

Fuera, un hombre se levanta de su silla. Se acerca a una máquina expendedora de chicles e intenta llevársela. De pronto, se escucha el traqueteo de una ametralladora. El cliente comienza a gritar, y los hombres de la trastienda le escuchan. Sacando sus armas, se apresuran al exterior... y son abatidos en una lluvia de disparos.

En otra parte, Sharona discute con su mecánico acerca del precio de la última reparación de su coche. Cuando Monk se ofrece a echar un vistazo a la avería, Sharona se niega y prefiere pagar.

Cuando salen del taller de reparaciones, una limusina se les acerca y de su interior bajan dos hombres: Tony Lucarelli y su socio Vince. Tony pide a Monk que se reúna con su tío, el padrino de los mafiosos: Salvatore Lucarelli. Monk tiene miedo a negarse, pero Sharona incluso comienza a flirtear con Tony. Salvatore quiere contratar a Monk para que averigüe quién mató a los cinco hombres de la barbería (uno de los cuales era un familiar lejano). Ofrece al detective triplicar sus honorarios, pero este declina la oferta.

De camino a casa, Sharona recuerda a su jefe que necesitan el dinero y no pueden rechazar el trabajo. Justo entonces, el agente Colmes, del FBI, llega en su furgoneta.

Colmes ve la oferta de Salvatore como una oportunidad dorada para que Monk vaya de agente encubierto. Quiere que el detective acepte el trabajo, porque el FBI aún está muy lejos de la familia Lucarelli. Monk insiste en que no quiere hacerlo: si descubre quiénes son los responsables de la masacre de la barbería, Salvatore los liquidará a todos. Colmes también ofrece algo a cambio: si accede, él mismo hablará con el comisionado y le pedirá que readmita a Monk en el cuerpo. El capitán Stottlemeyer intenta convencer a Adrian para que no lo haga: para empezar, el último agente que se infiltró en la familia no vivió para contarlo; además, conoce a Colmes y sabe que nunca cumple sus promesas. Pero, aun así, Monk se siente incapaz de decir "no".

Monk, Sharona, Stottlemeyer y Disher van a la escena del crimen. El detective nota que los asesinos no se llevaron el dinero de la trastienda, lo que descarta la posibilidad de robo. Stottlemeyer advierte que así es como los gánsteres se envían mensajes: a tiros.

De acuerdo con el informe de balística, las cinco víctimas fueron asesinadas con el mismo arma, una Ingram MAC-10. Parece ser que los asesinos utilizaron la máquina de chicles para echar abajo la puerta trasera, y así poder huir sin ser vistos por la policía. Monk encuentra un periódico cuyo crucigrama está sin acabar, y deduce que había alguien más en la barbería.

Mientras tanto, Sharona queda con Tony para cenar. Este le cuenta su historia de cómo perdió peso, y le confiesa que su mayor sueño es abrir una librería.

La investigación lleva a Monk hasta un testigo, Phillip Bedard (un empleado de la Casa de la Moneda). Este informa al detective que, aunque no llegó a presenciar la masacre, vio a tres hombres entrando en la barbería antes de escuchar los disparos. Bedard recuerda que uno de ellos llevaba un extraño símbolo en la espalda. Monk lo reconoce como el logo de un clan chino, y decide visitar a su líder, Jimmy Lu.

Tras hablar con Lu, el detective determina que los chinos no tienen nada que ver con la masacre. Justo entonces, alguien lanza un cóctel Molotov a través de la ventana y todo el edificio se incendia.

Colmes está furioso por la torpeza de Monk, pero este decide volver a visitar la barbería, junto con Salvatore Lucarelli. El detective estudia las fotografías de la escena del crimen y se fija en algo que nadie más había notado: la máquina expendedora de chicles ha desaparecido.

Monk y Sharona van a ver a Phillip Bedard, el testigo. El detective apunta que este es muy bueno resolviendo crucigramas, y recuerda que también había uno en la barbería. Además, hay una foto del día antes de la masacre, en la que aparece Bedard haciendo una enorme pompa de chicle. Una pompa tan grande habría requerido al menos cinco chicles.

Monk explica lo ocurrido: el día anterior al tiroteo, Bedard robó cinco centavos de la Casa de la Moneda (eran monedas mal acuñadas, con dos caras, que valían aproximadamente 200.000 dólares cada una). Pero le entró el pánico al darse cuenta de que un guardia de seguridad de la Casa de la Moneda estaba siguiéndole (se sabe que suelen seguir a los empleados de vez en cuando). Así que decidió entrar en la barbería y esconder los centavos en la máquina de chicles, creyendo que podría volver a por ellos en otro momento.

El día siguiente, cuando fue a recuperarlos, se dio cuenta de que no podía sacarlos fácilmente. Intentó llevarse toda la máquina, arrancando la cadena de la pared. Bedard no tenía ni idea que la barbería era una tapadera de la mafia, pero se enteró cuando uno de los clientes sacó una metralleta. Por un golpe de suerte, Bedard consiguió arrebatarle el arma... y entonces se armó el lío. Ametralló a todos, cogió la máquina de chicles y salió corriendo. Después, se hizo pasar por un testigo para poder dirigir a la policía hacia Jimmy Lu y su banda.

Bedard lo admite todo, pero piensa que ningún juez le condenará por haber matado a cinco mafiosos. Entonces Monk, que lleva un micrófono oculto en su corbata, se reúne con Colmes en su furgoneta. El agente del FBI le informa de que el micrófono se ha estropeado y no ha grabado la confesión. Monk y Sharona están desconcertados, pero entonces Bedard llega corriendo, pidiendo a gritos que le arresten. Todos se dan la vuelta y ven a Tony y a Vince, quienes les saludan amigablemente.

Ya con el caso resuelto, el FBI se prepara para marcharse a Denver, Colorado. Cuando están recogiendo sus cosas, Disher descubre una grabación, tomada por un micrófono oculto en la limusina de Salvatore. Renuente, se la enseña a Sharona: en ella, Tony comparte risas con su tío mientras le cuenta todas las mentiras que le ha dicho a Fleming. La enfermera está decepcionada, pero da las gracias a Randy.

Stottlemeyer recuerda a Colmes que él y Monk tenían un trato. Colmes dice que la oferta ya no sigue en pie, puesto que no han encontrado ninguna evidencia contra Lucarelli (y en su lugar solo han detenido a un numismático loco). El hecho de que Monk haya resuelto el caso, y haya encontrado al asesino, y haya arriesgado su vida por el FBI... no significan nada para él. Aun así, Monk acepta su desgracia; confesando que, en realidad, nunca esperó que Colmes le ayudara.

Personajes y reparto[]

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